- Ejercicio de los reflejos (de 0 a 1 mes): reflejo de Grasping, reflejo de succión, pupilar y sensaciones.
- Primeras adaptaciones sensoriomotrices (de 1 a 4 meses): los esquemas reflejos se prolongan en esquemas activos que incorporan nuevos objetos. El niño efectúa reacciones circulares primarias (acciones centradas en su cuerpo en un intento de reproducir unos efectos que inicialmente se produjeron por azar).
- Procedimientos para hacer durar los expectáculos interesantes (de 4 a 8 meses): las acciones y movimientos del niño están más compuestos por esquemas que por reflejos innatos. Las reacciones circulares secundarias prolongan directamente las circulares primarias y se basan principalmente en la repetición de esquemas conocidos.
- Coordinación de esquemas secundarios y aplicación de los mismos a nuevas situaciones (de 8 a 12 meses): es el de las conductas propiamente inteligentes. Existe intencionalidad y el niño podrá hacer anticipaciones más complejas.
- Reacción circular terciaria y descubrimiento de nuevos medios por experimentación activa (de 12 a 18 meses): el niño realiza acciones ya conocidas a las que va introduciendo modificaciones para comprobar los efectos y los resultados.
- Invención de nuevos medios por combinación mental (18 a 24 meses): la acción directa para solucionar problemas es sustituida por la invención (reorganización rápida de los esquemas construidos en las etapas precedentes y de los que el tanteo dirigido formaría parte).
B: Subestadios del pensamiento preoperatorio
- Pensamiento simbólico y preconceptual (de 2 a 4 años): los preconceptos son opciones que el niño liga a la utilización de las primeras palabras con valor representativo (signo) que adquiere. Algunas de las manifestaciones de la función simbólica son: el juego simbólico, la imitación diferida, la imagen mental, el dibujo y el lenguaje.
- Pensamiento intuitivo (de 4 a 7 años aprox.): el niño puede tener en cuenta dos dimensiones sucesivas. Las intuiciones que alcanza el niño todavía están ligadas a las configuraciones perceptivas, pero sus razonamientos se acercan a los del tipo operativo.
Una vez descritos los estadios de Piaget y basándonos en la lectura de éste mismo y de Vigotsky creemos que el aprendizaje sí se puede acelerar pero no es conveniente hacerlo.
Desde un punto de vista objetivo sí se puede producir una aceleración del aprendizaje ya que los niños absorven una gran cantidad de conocimientos e información, pero esta aceleración no es aconsejable ya que dichos conceptos sólamente serán almacenados, pero no interiorizados, es decir, no se producirá en ellos un aprendizaje significativo.
El niño asimila el resultado de un problema, pero cuando hay una variación no lo sabe resolver, esto es porque el razonamiento deductivo, el cual va de lo general a lo particular, no se habrá producido. Debido a esta problemática, se debe esperar a que el niño madure y tenga la capacidad de pasar a la siguiente etapa o nivel por sí mismo.
Bien es cierto que hoy en día, se le da mucha más importancia a la idea de crear superniños a edades muy tempranas, intentando que estos tengan un nivel de conocimientos a etapas superiores a las suyas. Desde un punto de vista psicológico, el niño a consecuencia de esta aceleración puede sufrir consecuencias negativas como el estrés, la necesidad de una constante supervisión por parte de un adulto, lo que se traduciría en inseguridad por parte del niño que puede llevar a una baja autoestima, y frustración entre otros.